
Facundo Cabral
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Facundo Cabral (1937-2011) cantautor, poeta, dibujante y escritor que recorrió el mundo al estilo de los trovadores de la edad media, nuestro juglar del siglo XX, imposible de obviar en la historia de la cultura latinoamericana. En sus viajes buscó, como a Perón a sus nueve años, a aquellos maestros a los que admiraba: en Paris estuvo dos días en un bar esperando ver pasar a Chagall. Frecuentó a Troilo, a Vinicius de Moraes, a Borges, a Atahualpa Yupanqui, a Chabuca Granda, a Merdeces Sossa, con quien hizo una gira en el año 2002 por América, a Manzanero, a Krishnamurti en el valle de Ojai. Conoció y frecuentó maestros anónimos en oriente, y chamanes en los pueblos andinos. Cosechó ciudadanías ilustres en la mayoría de las ciudades de América, cantó en palenques, en universidades, en estadios, y en prestigiosos teatros en todo el mundo.
En 1996 la Unesco lo declaró “Mensajero Mundial de la Paz” y fue nominado por un grupo importante de activistas por la paz para el Premio Nobel de la Paz, por su trayectoria ejemplar en la cual ha sembrado por el mundo su mensaje de hermandad, amor, alegría, y libertad. En Julio de 2007 en Lima la Secretaria General de la Comunidad Andina lo distingue con una condecoración de ciudadano andino en reconocimiento a sus aportes a favor de la Unidad Latinoamericana y la difusión de la cultura de los pueblos originarios.
Facundo Cabral
El Profeta de Gibrán.
Almustafá, el bien amado, el elegido, luz de su día, abrazo de su noche, espero doce años en Orfalese que regresara el barco que lo devolvería a su isla, y esto sucedió en el mes de las cosechas, lo que llenó de alegría su corazón, que pronto se entristeció porque pensó: En esta ciudad pasé muchos días de dolor y largas noches de soledad, ¿y quién puede dejar sin pena su dolor y su soledad? Mucho de mí quedó en estas calles, no dejo una túnica sino mi propia piel, no dejo mi hambre y mi sed sino mi propio corazón…
Almustafá preguntó: ¿Cómo puedo hablarles de lo que vibra en vuestras almas? Y Almitra respondió: Hablanos del amor, entonces Almustafá dijo: ¡Cuando el amor los llame síganlo! Aunque sus caminos sean duros, dolorosos, y cuando los envuelva con sus alas entréguense a él, aunque la espada escondida entre sus plumas, los hiera. Cuando el amor les hable escúchenlo, crean en él aunque su voz altere vuestros sueños, como el viento del norte altera los jardines, porque el amor regala como crucifica, porque los empobrece como los enriquece, porque los eleva a las ramas más florecidas como los baja a las raíces más profundas y tristes…